martes, 21 de mayo de 2013

Viajar con la monarquía

http://escapadasenfamilia.com

Viajar con niños siempre es, cuanto menos, incómodo. No obstante hay que hacer una mención especial a cómo se lo curran en los aeropuertos y aviones para hacerte la vida un poquito más difícil de lo que ya es de normal.

El primer viaje en avión con descendencia fue cuando el Principito tenía sólo un par de meses. La logística cuando en el viaje van 2 adultos y un bebé es complicada pero asequible. Así que me envalentoné y cuando el peque tenía sólo 6 meses me fui yo solita a visitar a mi hermana. A priori todo parecía controlado: niño en el carrito, maleta facturada, tiempo de sobras y un par de horas de avión por delante. Nada que no se pueda sobrellevar con buen ánimo. Hasta que llegas al aeropuerto, toda dispuesta a tener un buen viaje y empiezan las complicaciones:
  • Facturación: A la señorita del mostrador se le antojó que no podía llevar la bolsa del carrito como equipaje de mano y tuve una árdua discusión con ella para que me dejara en paz y poder acarrearla como mejor me pareciese. Eso sí, tuve que demostrarle que mi bolso cabía dentro (a presión y sin cerrar bien la bolsa pero cabía)
  • Control: Aquí la odisea se convirtió en martirio total. Había, para variar, una cola del copón para pasar el control. Yo había ido con tiempo de sobras pero la discusión de facturación y la pedazo de cola hicieron mella en el margen calculado. La secuencia una vez llegada al control fue la siguiente:
    • Pongo todas mis cosas en una bandeja
    • Saco al niño del carrito
    • Con una sola mano intento plegar el carrito (entonces me dí cuenta del mastondóntico carrito que teníamos)
    • Pongo mis cosas en la cinta
    • Intento subir el carrito a la cinta y me dicen que nanai. Que los carritos tienen que pasar por otra cinta.
    • Cojo mi bandeja de pertenencias y me dirijo a la otra cinta. Aquí me dicen que sólo el carrito, que el resto de cosas por la otra cinta (¡qué más dará!)  
    • Pongo el carrito en la cinta y me dirijo a la primera de nuevo, bandeja en mano.
    • Paso por el arco con el bebé en brazos. Pitamos.
    • El segurata se queda a mi niño en brazos y me hacen pasar otra vez. Ya no pito.
    • Me dicen que le tengo que quitar las botas ortopédicas al niño para pasar el control pero llevo un certificado médico que dice que no se las puedo quitar y, ¿dónde está? En la otra cinta con el carrito.
    • El de seguridad se queda mis cosas y voy a por los documentos. Intento montar al peque en el carrito para no ir tan agobiada pero resulta que no puedo entrar el carro en la otra zona (¡manda huevos!) 
    • Niño en brazos, papeles en mano y sudando como un pollo llego de nuevo al primer segurata que mira los papeles y le pasa el detector manual a mi niño (¡no vaya a llevar una bomba en el pañal!)
    • Cuando ya me creo libre, un vuelta de tuerca más: me tengo que quitar los zapatos por "inspección aleatoria de pasajeros". ¿Aleatoria? ¡¡Y un carajo!!
    • Me quito los zapatos, paso el control y me los vuelvo a poner como buenamente puedo con el peque en brazos y el segurata diciéndome que no puedo dejar las cosas en la cinta.
    • Cojo todas mis cosas como puedo y vuelvo a la segunda cinta a recoger el carrito, montar al niño y soltar todos los trastos que llevo encima. 
    • Entonces es cuando el buen hombre me dice que no puedo pasar líquidos y que llevo un frasco grande en la bolsa del carrito. ¡Pues claro! Es la leche para el niño, el pobre tiene que comer. Pues me hicieron abrir el biberón y hasta darle un sorbo para que se convencieran de que era leche ¡Hay que fastidiarse!! No tendrán nada mejor que hacer que tortura a una madre que viaja sola.
  • Aeropuerto: Bastante justa de tiempo empiezo a correr hacía la puerta de embarque porque oigo la llamada de mi vuelo por megafonía. Como no podía ser de otra manera, me toca la puerta que está en el quinto pino y me tengo que recorrer tooooodo el aeropuerto en tiempo récord para que no me dejen en tierra. Por suerte llego justo cuando abren el embarque.
  • Puerta de embarque: me dirijo a la entrada preferente para carritos y sillas de ruedas y me montan un escándalo toda la gente que había en la cola, ¡como si me estuviese colando y les fuese a quitar el sitio! La chica de la puerta me recrimina que llego justa y que "hay que ser más previsora cuando se viaja con niños.." No le parto la cara porque todavía me echarían del avión pero, con sonrisa muy forzada, le digo que llevo más de 2 horas en el aeropuerto intentando pasar los controles y llegar a tiempo. La jauría de la cola está montando en cólera por momentos.
  • Avión: consigo llegar a la puerta del avión y, por primera vez desde que entré en el aeropuerto, un muchacho se apiada de mí y me ayuda a plegar el carrito mientras sujeto al niño. Se lo llevan a la bodega (al carrito, no al niño) y puedo entrar al avión. Conforme va entrando el resto del pasaje despotrican sobre mi caradura por colarme (¿la gente está en sus cabales?)
  • Vuelo: 2 horas encerrada en un avión con un montón de gente hostil y un bebé de 6 meses que no tiene su mejor día... Creo que nunca se me ha hecho tan largo un viaje.
  • Llegada: Dejo que todo el mundo baje del avión y pueda salir tranquilamente. En la puerta me espera un chico muy amable con mi carrito y me vuelven un poco los ánimos y el buen humor.
    Por desgracia esta parte tiene una variante, con las compañías como vueling, que no te traen el carrito a la puerto y tampoco a la cinta del equipaje y vuelves a montar el pollo como en el control yendo de cinta a cinta para recoger tus pertenencias con el peque en brazos y muy poquitas ganas de volver a coger un avión hasta que éste vaya a la universidad.
Hace poco descubrí el AVE. Vamos, que descubrirlo ya lo había descubierto pero nunca lo había usado y menos con niños. ¡Qué maravilla! ¡Qué tranquilidad! No me vuelvo a acerca a un aeropuerto.

2 comentarios:

  1. No quiero ni pensar en viajar en avión mientras mi pitufa no sea capaz de andar. Acabo de descubirte de leer todo lo que llevas escrito. Toda la razón con las madres, nunca les parece bien nada, jeje. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ahora con 2 niños ya he desistido por completo de los aviones, mi estabilidad mental no lo resistiría...

      No esperaba que absolutamente nadie leyera el blog y me hace una ilusión tremenda ver gente por aquí :-) Espero que no te hayas aburrido mucho.

      Eliminar