lunes, 13 de mayo de 2013

Siempre hay padres que paguen los platos rotos

Los platos rotos...

Sé que el refrán habla de niños que pagan los platos rotos pero ya dije que mi Principito tiene claro quién manda aquí y es pura chulería.

Como cualquier niño de su edad, tiene tendencia a andar haciendo tonterías, piruetas y maniobras imposibles e incompatibles con el equilibrio vertical. No obstante, suele salir bien parado de los pequeños accidentes que va sufriendo por sus temeridades.

No hace mucho salíamos de casa con los mil bártulos que acarreas cuando tienes criaturas a tu cargo. Vamos, que parecía que nos íbamos 1 mes de casa por el volumen de bultos que cargábamos. Además de todo eso, también cargábamos a la Princesita (que a la tierna edad de 3 meses no se podía esperar que fuera andando); así que el Principito iba a su libre albedrío dando tumbos por doquier.

Nada más salir vimos el primer amago de caída por las escaleras y le dijimos "Principito, al final te caerás.." Él siguió como si nada y volvió a tropezar "No, si al final te caerás.." Otro tramo de escaleras y nuevo tropezón "No, si al final te caerás..."
A partir de ahí le debió de hacer gracia la frase porque cada 2 pasos repetía "No, si al final me caeré.." Nos hizo gracia y le dejamos a su rollo mientras daba piruetas en el rellano y repetía "No, si al final me caeré.."
Llegamos a portal. Él andaba dando vueltas y chocando con las paredes mientras repetía "No, si al final me caeré.."
Salimos a la calle, él saltó el escalón girando en el aire y aterrizando bien por los pelos. De nuevo repetía "No, si al final me caeré.."
Cruzamos la calle y fuimos hacía el garaje mientras hacía el indio y repetía "No, si al final me caeré.."
Llegamos al parquing y bajó colgado de la barra del ascensor cuál mono y repitiendo "No, si al final me caeré.."
Cuando por fin alcanzamos nuestro coche y abrimos las puerta, mi Costillo y yo nos pusimos a descargar lor trastos y a atar a la Princesita. En esto estábamos cuando el Principito subía al coche por su lado y, ¡mira tú por donde!, va y se resbala cayendo de bruces sobre su sillita. Ambos nos asomamos para ver si se había hecho daño mientras él, todo orgullo e indignación decía a gritos: "¿Ves, papa??? ¡¡Al final me he caído!!! ¡¡Si es que siempre estás en medio molestando!!" Su pobre padre, que estaba 1 metro más lejos, se quedó flasheado con cara de descoloque total.
Yo, desde el otro lado no pude más que partirme de la risa con la escena.
Mi Costillo, confuso, me gritó "Eso, ¡tu encima riele la gracia!" pero antes de acabar la frase ya se le estaba escapando la risa a él.
El peque ya se había subido a la sillta y refunfuñaba todo enfadado como si la culpa de la caída no la tuviera él y solo él.

¡Qué morro que se gasta el tío! Menuda adolescencia nos espera..

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