Este post va sobre la familia Real, así, con mayúscula y subrayado. Es decir, la familia de verdad, la que cuenta, la que tenemos al lado día sí y día también, la que nos ha tocado y la que hemos elegido, toda ella. Y como a mí me enseñaron a hablar con propiedad, ésto va sobre MI familia...
La familia real: Mamá, el Principito y Papá Según el peque la Princesita es muy pequeña y está durmiendo, por eso no sale en el dibujo. |
A la corte de locos llena de príncipes y princesas ya nos presenté en el anterior post. Pero se pueden dar algunos detalles más.
El Principito parece tal cual salido del cuento de Saint-Exupéry, rubio, blanquito, ojos verdes y pelo rizado. Una preciosidad de criatura de 3 años y pico. Pero su parecido con el angelical personaje del libro queda en eso, en mera apariencia física. Luego la cara de pillo y las malas ideas que le pasan por la cabeza le acercan más a Daniel el travieso de lo que me gustaría.
La Princesita es otra historia. Ella ni rubia, ni blanquísima, ni ojos verdes ni ná; pero una hermosura de niña con una sonrisa que vale un cielo. Es tranquila, buena, risueña y muy fácil de llevar. Todo hay que decirlo, sólo tiene 4 meses y su capacidad de interacción aún es bastante reducida; en estos momentos se limita a sonrisitas, ruiditos y babas (muchas babas). Ya veremos con el tiempo si la muchachita aprende del hermano mayor y me acaban volviendo loca a dúo. De momento parece que no apunta maneras.
Mi Costillo pone el punto de serenidad en casa. Bueno, a ratos.. que toda la paciencia - casi - infinita que tiene para conmigo, es capaz de desesperarse en milisegundos con el peque. Siempre me ha parecido increíble esta dualidad que tenemos. Yo, que soy más del tipo histérica, aguanto carros y carretas con el niño. Él, que parece un anuncio Zen, se crispa en un momento. Cosas de la maternidad/paternidad, digo yo. Por lo demás vive en su mundo de despiste y preocupación material - lleva peor que yo lo de no llegar a fin de mes.
Luego estoy yo misma. En el fondo soy una persona razonable, práctica y muy realista pero con un punto temperamental un tanto desproporcionado que me hace tener unas reacciones de lo más peculiares en ciertos momentos. Además, soy una persona que vive con banda sonora original incorporada. ¿Cómo es eso? Muy sencillo, mi cerebro se pasa la vida poniéndole banda sonora a todos los pequeños momentos del día a día. Y si una tuvieses una cultura musical culta, refinada y digna de mención, la cosa estaría muy bien.. pero cuando tu repertorio abarca desde Machín a Los Suaves, el resultado puede ser un tanto desconcertante. Para más Inri, la conexión "NeuronaBSO"-boca es prácticamente directa y se suele saltar todos los filtros que la lógica y la razón humana tienen a bien poner en la convivencia diaria con el resto de la humanidad. Un desastre muy vergonzoso en más de una ocasión. Por suerte la edad es un plus y parece que empiezo a tener cierto control en determinados momentos sobre lo que sale por mi boquita.
Más allá de nuestra corte de locos están los reinos adyacentes con sus dos grandes reinas en una lucha de poder y los abnegados consortes correspondientes. Vamos, que las abuelas es lo que tienen, malcrían a los nietos maltratando a los hijos por el camino. Paciencia y mucha respiración profunda para sobrellevarlas.
Algo más lejos se sitúan las repúblicas indenpendientes más modernas que se unen a la moda de malcriar sobrinos pero, como la lejanía no les permite el malcriamiento diario, se les permiten ciertas licencias cuando vienen de visita.
El resto de elenco es demasiado numeroso, ruidoso y variopinto para describirlo aquí. Ya irán haciendo acto de presencia a lo largo de la historia.
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