martes, 4 de junio de 2013

Papás y mamás

¡Qué grande Quino!
No sé si tiene que resultarme preocupante o no pero, de momento, me hace mucha gracia. El Principito y amigos ahora tienen como juego favorito jugar a "papás y a mamás" (con toda la inocencia de criaturitas de sólo 3 años). Supongo que no es más que un juego de imitación y es lo que toca en esta fase de desarrollo pero da pie a situaciones un tanto peculiares.
Normalmente se reparten los roles y no siempre de la forma que a un adulto le podría parecer la más lógica. En muchos ocasiones el Principito es la mamá o incluso el bebé. Van rotando las responsabilidades y todos juegos en todos los papeles. Es ciertamente curioso verles porque imitan comportamientos que una preferiría obviar de cara al público.

A veces nos encontramos en conversaciones que nos dejan un poco descolocados.

   Nos: ¿Qué hacéis?
   Prin: Jugamos a papás y a mamás.
   Nos: Ah.. ¿y tú eres el papá?
   Prin: No, yo soy el bebé y Florecilla es la mamá.
   Nos: Ah.. Florecilla, ¿tu eres la mamá?
   Flor: ¡Claro! ¿No ves que yo tengo pistola? Soy la mamá

No sé quién flipó más, si nosotros pensando que tal no deberíamos dejar al Principito jugar más en casa de Florecilla porque no quiero ni pensar en qué momento su madre saca la pistola; o la madre de Florecilla -que más bien es de tendencia hippy y liberal- que abrió los ojos como platos preguntando un "¿QUÉÉÉÉÉÉÉÉ?" que dejó muy claro que ella tampoco sabía en qué momento había aparecido eso de la pistola.

Siguen jugando y saltando y haciendo el loco por la calle como buenos niños de 3 años despreocupados y felices. Al rato vemos que se han hecho con una cañita (de esas de plástico para beber) y van diciendo que es su bebé. Eso no nos parece fuera de lo normal; usan de bebé prácticamente cualquier cosa que se encuentran por ahí: piedras, hojas, ramas, tapones de plástico.. Y si no tienen nada a mano, pues es un bebé invisible que llevan a cuestas.
A la cañita en cuestión la someten a todo tipo de maltratos, golpes, lanzamientos, pisoteos, mordisqueos... -cada vez me da más miedo que se acerquen a la Princesita viendo cómo tratan a su supuesto bebé- hasta que deja de tener consistencia física y la abandonan en cuaquier papelera. Mientras lo hacen Florecilla empieza a gritar como una loca increpando al bebé y a mi Principito. Su padre -el de Florecilla- le dice que baje la voz, que por qué grita

   Flor: ¡Es que soy la mamá!
   Padre: Pero no por eso tienes que gritar...
   Flor: ¡Sí! ¡Porque soy la mamá!
   Madre: Pero las mamás no gritan...
   Prin (por lo bajini): Bueno... a veces un poquito si, ¿eh?

Florecilla se ve el percal y decide que mejor cambia de tema, que decirnos a las mamás que gritamos, pues como que no es la mejor estrategia para tener una tarde de paz. Salen corriendo y siguen gritando como locos por la calle.
La otra madre y yo nos miramos con cierto complejo de verduleras.

Más adelante van con los brazos cruzados sobre el pecho y les preguntamos qué hacen:

   Prin: Mi bebé tiene que comer.
   Nos: ¿Y qué come?
   Prin: ¡Teta! ¡Es un bebé!
   Nos: ¿Y quién le da teta a tu bebé?
   Prin: ¡Pues yo! Es mi bebé.
   Nos: ¿Ahora tu eres la mamá?
   Prin: Noooo..... - el tono es de duda total. No entiende a qué viene esa pregunta. Parece que la lactancia de su hermana le tiene un poco confuso.

Al rato ya van andando normal y les preguntamos por sus bebés, que ya no parece que lleven en brazos.

   Prin: Es que mi bebé ya sabe andar solo.
   Nos: Anda, ¡qué mayor ya!
   Prin: Si, ya es mayor y yo le dejo cruzar sin coger la mano porque ya sabe que tiene que mirar...

Eso es un puyazo en toda regla porque a él no le dejamos cruzar suelto. El tono ya deja claro el retintín y se va cabeza en alto, todo dignidad.

Cuando hace de papá le oyes decir muy a menudo "No te hacía caso porque es que me he despistado.." o mil situaciones inventadas en las que se "despista" como excusa. A mi Costillo tampoco le hace gracia verse retratado en esos juegos y esperamos que se le pase pronto la fase.
Por suerte y como dice el refrán, en todas partes cuecen habas, y ver a las caras de los padres de los demás niños es todo un poema. Estamos todos de atar por lo que se ve en el parque..

De momento nos pinta como despistados, gritones y controladores. ¡Qué mala madre me siento!

2 comentarios:

  1. Me he reído un montón. Debe ser divertido ver los roles que toman los niños, y como nos ven y nos sienten al adoptar nuestros papeles. Espero que no salgas muy mal parada, jeje. Besos.

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    1. Jejeje! Hay que tomárselo con filosofia y humor porque a veces nos retratan demasiado bien. Más de una vez consiguen sacarnos los colores delante de los demás padres.
      A mí, igualmente, lo que me sigue preocupando es el tema de la pistola.. Eso sí que me tiene descolocada (¡y a la madre en cuestión ni te cuento! que cree que vamos a empezar a mirarla como a una psicópata)

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