jueves, 6 de junio de 2013

Los buenos momentos.

Principito bebé en brazos de su padre Costillo
El sueño y la baja moral nunca son buenos consejeros.
Esta semana está siendo un poco durilla para mí. Todos necesitamos unos días de autocompasión, egocentrismo negativo y llorera intensiva de vez en cuando. Es el primer paso para seguir adelante. Pero ya está. Hoy me he levantado con el firme de próposito de mejorar mi estado de ánimo -que está a nivel del inframundo- y empezar con tono positivo.
Por eso recupero este post que tenía escrito de hace semanas, antes de amplicaciones de jornada, de pataletas diarias, de noches sin dormir (la Princesita suele dormir muy bien).

Algunos días no tienen nada de especial. Algunos días parecen ser simplemente un día más. Algunos días no tienes motivos para especiales para sentir felicidad. Algunos días vives sin más.. y algunos de esos días la vida es maravillosa de verdad.

Un día cualquiera, no pasa nada en realidad; te levantas, te vas a trabajar y todo parece normal. La mañana en BohemiaLandia transcurre con total tranquilidad y vuelves para casa relajada y sin darle vueltas a nada.

Hace buen día, aunque aún un poco de frío. el cielo está despejado, no hay nubes y el tráfico es fluido. Al tomar la salida de mi pueblo, que hace bajada hacía la playa, me encuentro de frente con una espléndida vista del mar; está tranquilo, liso y muy azul. Sólo tengo ganas de llegar a casa y comerme a besos a mi Princesita; aún queda un rato para que el Principito salga del cole pero tengo ganas de verle también.

Increíblemente la niña está despierta y súper feliz; no hace más que reír y hacer monerías. El Principito sale del cole contento y dicharachero; no hay broncas, no hay carreras por la calle, no hay enfados.. todo perfecto hasta llegar a casa. La comida parece que le gusta y tiene bastante hambre así que no se oyen protestas en la mesa y todos comemos en armonía.

En la sobremesa no le apetece siesta -se me está haciendo mayor- y nos quedamos todos en el sofá jugando, riendo y haciendo el tonto. Suena por la radio una canción animadilla (Christina Aguilera creo que es.. ¡quién me ha visto y quién me ve!! si hasta reconozco a la tiparraca..) y todos nos ponemos a bailar. Mi Costillo tiene a la Princesita en brazos que se parte de la risa con el meneo y la música. El Principito la coge de las manos y baila con ella en brazos de papá; este niño tiene madera de payaso. La peque se ríe aún más; el Principito se ríe con ganas y baila como un loco por todo el salón. Mi Costillo y yo nos apuntamos a la fiesta y la casa es más que nunca una corte de locos.

La vuelta al cole en familia es plácida y tranquila. Al salir le recogemos y bajamos a la playa. No hay ni un alma; aunque hace buen día hay bastante viento. Cualquier excusa es buena para marranear y revolcarse por el suelo. Mi Principito acaba con arena hasta en el DNI.
La visión general es completamente bucólica para mí. Estoy sentada en la arena viéndoles jugar y me invade un sentimiento de completa felicidad.

Empiezan a caer unas gotas y toca salir corriendo hacia casa. Entre risas y gotas de lluvia hacemos el trayecto de vuelta rápido y sin percances.

Una vez en casa, ducha, pijama, cenita y listos para ir a dormir pronto. El buen rollo se palpa en el ambiente.

Lo dicho, algunos días adoro mi vida. Así sin más. No necesito más que algo de tiempo, a mi familia y poderlo disfrutar.

2 comentarios:

  1. Mucho ánimo. Un precioso post. Besos.

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    1. En ello estoy..
      Por suerte los buenos momentos son muy abundantes y esto es solo una mala rachilla que estamos superando.

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