martes, 30 de julio de 2013

Cerrado por vacaciones

De hecho no es mi caso.. a mi quedan aún un par de laaargas semanas en BohemiaLandia. Por suerte ya no quedan casi bohemios y, al menos, aquí dentro se está fresquito (que con la que ha estado cayendo las últimas semanas, se agradece venir y todo)

El Principito ya ha acabado la escuela de verano y está ocioso en casa, volviendo loco a su padre e incordiando a su hermana como nunca.
La Princesita está descolocada con el calor tan bestia y la pobre criatura ya no sabe qué hacer ni dónde meterse para estar un poco más cómoda. Empieza a coquetear con el gateo (que acaba siendo niña tumbada panza-abajo reptando y, al poco rato, llorando)
El Costillo anda desesperado entre el calor y la ausencia de actividades infantiles disponibles para llevar a los retoños sin que se cuezan o se desintegren bajo el sol.

Las que sí que están cerradas por vacaciones son mi pobres neuronas. Será la edad (que ya se empieza a notar), la maternidad (que cada uno se me ha llevado un buen puñado de materia gris consigo), el calor (que me las tiene derretidas y en estado de letargo continuo), el sueño (la Princesita ya no sabe qué hacer para dormir y nos da cosa poner el aire acondicionado con la peque cerca), o simplemente que ya se ven las vacaciones al final del túnel y mi cerebro se ha puesto en modo descanso... El caso es que no puedo ni con mi alma y estoy de un espeso que echa para atrás.

El pobre Costillo, tras su desesperación infantil matutina, intenta comunicarse conmigo al llegar a casa y, sinceramente, la ponsetia medio seca que hay en el comedor casi que le prestaría más atención que yo.
No me concentro y se me van las ideas de la cabeza a medio decirlas. Es una sensación de lo más extraña (empiezo a entrever un futuro con Alzheimer galopante y resulta muy inquietante). Estoy hablando y, a media frase, me olvido de lo que estaba diciendo. Y da igual que mi Costillo me repita lo que le decía o me explique de qué estábamos hablando, lo que iba a decir se me va completamente de la cabeza.

En estas condiciones, la corte de locos -que nunca ha brillado por su coherencia dialéctica- es más caótica que nunca. Hasta el Principito me mira raro cuando me quedo a medio decirle algo. Sobretodo cuando le estoy riñendo (niño ocioso, calor en la calle, padres agotados.. mala combinación), a mitad de la regañina me empano y me pongo a hacer otra cosa. El peque, que de tonto no tiene un pelo, se va sigilosamente no vaya a ser que de repente recupere la memoria y le caiga el resto de la bronca y, posiblemente, algún leve castigo.

Total.. que no es que quiera dejar el blog abandonado o que no haya cosas que contar.. es que mi cerebro no da para más. Creo que la decisión más sabia, en estos momentos, es colgar el cartel de:

Cerrado por Vacaciones

2 comentarios:

  1. A mi también me quedan dos semanas para las vacaciones, el calor es horrible y hace que aún se esté más cansada. Espero volver a leerte después del verano. Besos.

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    1. Si no me he convertido en un charco en mitad de la calle uno de estos días, aquí estaré después del veranito.

      ¡Que vayan bien las inminentes vacaciones!

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